Casa roja de Telde o casa del diablo

No son pocos los sucesos de casas que, por algún motivo o suceso a lo largo del devenir de los tiempos han ocurrido en ellas, han quedado embrujadas o encantadas. Muchas de éstas casas no son más que domicilios abandonados al deterioro de los años, quedando maltrechas y con una visión fantasmagórica a caballo entre nuestro mundo y otros planos; determinante que han aprovechado los lugareños para contar mitos e historias para asustar a curiosos y turistas por igual, llenándolas de la magia de la narrativa imaginación de unos pocos, que consiguen con sus cuentos dar fama y personalidad a esas casas que ya nadie habita.

Pero unas cuantas de estas casas conocidas como fantasmas o embrujadas guardan en su interior algo más que meros mitos y leyendas. Sus paredes son capaces de contar sucesos tan espeluznantes que helarían el aliento a mas de un investigador, y han sufrido cientos de allanamientos de curiosos que, en busca de comprobar si los relatos eran ciertos, han acabado con una opinión muy distinta sobre los embrujos y sobre el respeto al mas allá de la que tenían al entrar. Estas casas son casas con historias dispares, con leyenda, con magia, con un halo especial que, en ocasiones, es más oscuro y misterioso de lo que se querría.

Según cuentan, en el municipio de Telde, en la isla de Gran Canaria, se encuentra una de éstas últimas moradas del misterio. En el barrio de San Francisco se encuentra una casa de construcción antigua, que destaca por encima del resto de la ciudad teldense de nueva y moderna construcción. Es una casa con un jardín gris y hetéreo que precede a la entrada principal, acabada en una puerta tan lúgubre como los secretos que esconde en su interior.

Son decenas los testimonios que la morada se convirtió en lugar predilecto para sectas satánicas y ritos espiritistas como la ouija por sus condiciones de abandono, y la casa tomo tal fama de ser cede de ritos oscuros que las autoridades locales intervinieron hace ya muchos años, encontrando en su interior huesos y restos de aves, sangre seca, pentagramas y multitud de velas oscuras, entre otros menesteres empleados para rituales poco ortodoxos. La máxima autoridad de la isla decidió pues cerrar desde dentro toda la entrada a la casa para evitar el uso fraudulento de nuevo.

Varios fueron los años que ha pasado la casa en el oscuro olvido, con todos sus secretos escondidos en su interior hasta que algún curioso o aventurado atreva a adentrarse de nuevo entre sus paredes. Poco a poco como si por goteo se tratase, han ido escuchándose de boca en boca casos de curiosos que se han adentrado de nuevo en la casa, pero esta vez no para realizar algún rito pagano, sino para comprobar si es verídica la historia de que la casa está embrujada, y se han desencadenado todo un elenco de rumores sobre sucesos paranormales en su interior, luces capaces de resquebrajar cristales, sonidos de cadenas y pasos alrededor de los incautos visitadores, e incluso fenómenos poltergeist.

Esta casa ha sido conocida durante muchos años como " la casa roja " por su color rojo intenso, o " la casa del diablo ", por los acontecimientos que ocurren en su interior.